Obras






Der Wald der Kötlichkeiten 



es El Bosque de sus Delicias


Fantasía escénica de oscilaciones físicas

en la tentativa de una fastuosidad sentimental.
Pasiones transitorias que se agitan.
La saturación está allí, muy próxima.
Un desconcierto se organiza dando lugar a la impecable tranquilidad de emitir una carcajada
Libertad!
Ser del delirio. Cuerpo del delirio. 
Hacen? Juegan? Se hacen? Son?. Emoción de un comportamiento atemporal.
Llantos. Risas. Sustos. Dramas. Catástrofes. Festejo. Autos de carrera. Ancianos. Chinos. Bailarines clásicos. Pianistas. Cantantes. Soldados...
NIÑOS

Ellos son: Representaciones vivas. Paisajes de actuación abundantes, excesivos. Desviación ficcional que se inyecta a la emergencia de lo real.
De un supuesto grotesco  a un supuesto "realismo" mas "verdadero o interior o sincero". De la representación de la risa, a la risa “de verdad"   y vice versa. Es tan real y tan falso al mismo tiempo. Y en ese péndulo se construye una atmósfera cercana a la fantasía.  
El Cuerpo aquí se desplaza en una continuidad de equívocos e indeterminaciones. Esta en el intento de entender, pero nunca llega a entenderlo. Sorpresa arrítmicamente, integrada.
Es sobre la inestabilidad, la fugacidad, la crispación de los estados en su manifestación más bruta y repentina. Lo irracional de la duración del estado, y la rapidez del cambio como si no existiera.
Es acerca de la amplificación del presente en la persistencia de lo ridículo que nos consume. 
¿Qué es ridículo, gracioso, triste? ¿Que nos conmueve? ¿Qué es la intimidad?
¿La humanidad?
¿Que es la realidad? ¿O no existe?


Interpretación y creación: Kathryn Trigg y Rodolfo Opazo  

Asistencia de dirección: Lucas Condro 
Asistente: Janette Martinez
Asesoramiento lumínico: Miguel Solowej 
Idea y dirección: Natalia Tencer

Imagen: Lucas Cranach
Producción ejecutiva: Natalia Tencer

La realización y dirección fílmica estuvo a cargo de los cineastas: Juan Ojuez y Verónica Enciso
Esta obra cuenta con el Subsidio a la Creación del Instituto Prodanza.


Que dijo la prensa


El cuerpo es un jardín de nervios


La última obra de la coreógrafa y bailarina Natalia Tencer, “Der Wald der Köstlichkeiten es El Bosque de sus Delicias”, se presentó en 2011 en el Festival del Centro cultural Borges “Experiencias en Escena”. Este tiene por objeto darle un espacio a las prácticas de experimentación en el campo de las artes escénicas. Concordando con el carácter de este festival, la obra coloca al cuerpo en una situación experiencial: llevándolo hasta los límites de su capacidad expresiva.
De la risa total al llanto más desesperado, pasan los intérpretes de esta obra en solo cuestión de segundos. Sus cuerpos son blandos, rígidos, se mueven, de repente se aquietan, caen. Disponibles a toda alteración anímica, están vulnerables al surgimiento de la emoción más descarnada. Estos cuerpos hechos de puro nervio son los de Kathryn Trigg y Rodolfo Opazo, quienes realizan un trabajo interpretativo admirable. Encarando los movimientos desde un lugar sensible y proyectando adecuadamente sus voces, logran transmitir sensaciones de lo más variadas. Al mencionar sus voces me estoy refiriendo a sonidos, no palabras, ya que éstas parecieran no ser necesarias en la obra (solo se utilizan para producir algunos guiños claramente humorísticos, que ayudan a aliviar la tensión dramática). Porque los estados por los que puede pasar el cuerpo -muchos de los cuales se exploran en la obra-, son infinitos. Y probablemente, no todos tengan una palabra que los identifique. 
Con respecto al proceso compositivo, la directora cuenta que la obra empezó a crearse a través de consignas referidas al despliegue físico, la exageración, la sobreactuación, el engrandecimiento, los gestos, acciones y movimientos desproporcionados, el cliché, el mal gusto. Este exceso también se manifiesta a través de la saturación de objetos en el espacio. Todos estos elementos son utilizados por los intérpretes para componer y sobre todo, jugar. Aunque usen distintas máscaras y pasen por diferentes personajes, hay algo que nunca abandonan: aquel espíritu infantil que les permite dejarse llevar por sus intuiciones, deseos, a través de los deliciosos jardines del movimiento.


Escrito por Belara Michán




Una obra experimental donde la danza se expone y se exagera. 
El desconcierto, el malentendido genera la  potencia  del espectáculo.
Los dos intérpretes dejan mucho en la escena, prestándose al juego con gracia e intensidad. 
A través del movimiento se pone en riesgo el cuerpo y el concepto de lo que es “danza”.


Escrito por Quio Binetti, Docente, bailarina y coreógrafa para Danzanet.